Los tres reyes

Existe un mito en la cultura celta que empieza explicando por qué existían tres reyes dormidos en nuestro interior, un oso, un águila y un ciervo. Se decía que eran la herencia de los dioses antiguos, que antes de abandonar nuestro mundo decidieron dejar un último obsequio a la humanidad. Un regalo que todo el mundo pudiera poseer, pero sólo para aquellos y aquellas que realmente lo deseasen.

Así los/as grandes guerreros/as celtas eran capaces de mantener despierto al oso durante toda su vida, y de igual forma los/as druidas más sabios al ciervo, o los artesanos de más éxito al águila. Aquellas personas que buscaban ser mejores cada día eran recompensadas por su bestia interior con grandes dones. El único problema era que despertar a las tres a la vez era imposible, y en aquel tiempo donde los grandes héroes y heroínas destacaban por su valentía, conocimientos o talentos, que los tres reyes nunca se manifestaban juntos era un problema. 

Poco a poco las diferencias florecieron, y la gente se arraigaba a ellas, las tribus empezaron a discriminar a aquellos/as con dones opuestos a los suyos y las guerras se sucedían por asuntos tan triviales como las capacidades de cada persona. Mientras, los dioses observaban asombrados la estupidez humana. 

Fue entonces cuando decidieron hacer un regalo oculto, uno que toda la humanidad llevara en su interior pero sin ser consciente de ello. Esta vez sería un dragón que fomentara que todas las personas sean diferentes, y que cada persona única pueda decidir cómo ser, además, ayudar a crecer a esa persona en los aspectos que quiera desarrollar, e intentar así que no se repitan los errores del pasado.

Ahora el tiempo nos ha alejado de estos mitos relegándolos al olvido, y en nuestra vida diaria es complicado pararse a buscar dentro de nosotros y nosotras a una bestia aletargada, pero en el momento que lo necesitéis, no olvidéis que todos y todas tenemos a un dragón a la espera de reinar en nuestro interior, tan sólo tenéis que buscarlo… Sentid el #DragonPower